El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos... - Lucas 4:18 (NVI)
Compartir el amor de Dios con otras personas, como lo hizo Jesús, debería ser el deseo de nuestros corazones. Nuestras palabras y acciones pueden ser una luz brillante para los demás y pueden marcar una diferencia en este mundo de tinieblas. Nuestro mensaje de esperanza puede sanar a los quebrantados de corazón y alegrar a los abatidos.
Años atrás, mis amigos y yo planeamos celebrar la Navidad con personas que residen en hogares de ancianos. Preparamos actividades, pequeños regalos y comida para reunirnos todos. Mi corazón se conmovió cuando vi lo felices que estaban las personas con nuestra visita. El amor de Dios nos llenó mientras cantábamos juntos canciones de Navidad. Les brindamos cuidado, consuelo y elevamos sus espíritus y los nuestros también.
Esta experiencia me recuerda cuán significativo es contar a otras personas las buenas nuevas del amor de Jesús, que puede cambiar nuestras vidas. Como cristianos, tenemos el compromiso de seguir a Jesús y de compartir con otras personas las buenas nuevas del evangelio. Al hacerlo, encontraremos un propósito especial para nuestras vidas mientras compartimos el amor de Dios con otras personas.
ORACIÓN
Oh, Jesús, gracias por el regalo de tu amor. Que seamos tus colaboradores para alcanzar a quienes están en necesidad. En el Nombre de JESÚS. Amén.
LECTURA
El santo evangelio según San Lucas 4:14-22
[14] Con el poder del Espíritu, Jesús volvió a Galilea; y su fama se difundió por todos los lugares vecinos.
[15] Enseñaba en las sinagogas de ellos, y todos lo glorificaban. [16] Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, y en el día de reposo entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se levantó a leer las Escrituras. [17] Se le dio el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el texto que dice: [18] «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, [19] y a proclamar el año de la buena voluntad del Señor.» [20] Enrolló luego el libro, se lo dio al asistente, y se sentó. Todos en la sinagoga lo miraban fijamente.
[21] Entonces él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes.»
[22] Todos hablaban bien de él y se quedaban asombrados de las palabras de gracia que emanaban de sus labios, y se preguntaban: «¿Acaso no es éste el hijo de José?»
PENSAMIENTO DEL DÍA
Compartiré el amor de Dios con quienes se sienten agobiados.
OREMOS
Por los residentes en los hogares de ancianos.
LA BIBLIA EN UN AÑO
Hoy leemos:
San Lucas 1, 2, 3.
