*Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! Entonces cesó el viento y sobrevino una gran calma.* - Marcos 4:39 (RVR)
Primero escuché un golpe y luego un llanto. Mi hijo de tres años había resbalado en el suelo mojado de nuestro balcón. Cuando lo recogí, vi una herida abierta junto a su ojo derecho. En la sala de urgencias, el médico dijo que necesitaría unos puntos. Mi hijo comenzó a llorar. Se volteó hacia mí y trató de levantarse. Mientras las enfermeras sostenían su cabeza, le canté suavemente en su oído «Cristo me ama», su canción favorita. Se relajó y el médico pudo completar el procedimiento.
Esta experiencia me hizo recordar Marcos, capítulo 4, cuando Jesús calmó la tormenta al hablarle a las olas. Cuando todo parecía un desastre, las palabras de Jesús calmaron no solo las aguas turbulentas sino también los corazones temerosos de los discípulos. *Así como Jesús estuvo con los discípulos en la tormenta, Dios está cerca de nosotros durante las tormentas de nuestras vidas.* *Cuando las olas parezcan que nos ahogarán, la voz de Dios será nuestra canción que trae paz a nuestra alma.*
Así como mi hijo necesitaba mis palabras de aliento y mi presencia para que el médico pudiese trabajar, *nosotros podemos confiar en la Palabra y en la Presencia de Dios para calmarnos mientras trabaja con nuestras vidas para unir las piezas rotas, permitiéndonos sanar, crecer y glorificar a Dios.*
ORACIÓN
*Padre celestial, gracias por estar con nosotros durante las dificultades que enfrentamos. Ayúdanos a confiar en tu presencia.* En el Nombre de JESÚS. Amén.
LECTURA
Evangelio según San Marcos 4:35-41
[35] Ese mismo día, al caer la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Pasemos al otro lado.»
[36] Despidió a la multitud, y partieron con él en la barca donde estaba. También otras barcas lo acompañaron.
[37] Pero se levantó una gran tempestad con vientos, y de tal manera las olas azotaban la barca, que ésta estaba por inundarse. [38] Jesús estaba en la popa, y dormía sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?»
[39] *Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma.*
[40] A sus discípulos les dijo: «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?» [41] Ellos estaban muy asustados, y se decían unos a otros: *«¿Quién es éste, que hasta el viento y las aguas lo obedecen?»*
PENSAMIENTO DEL DÍA
*Durante las tormentas de la vida, nos concentraremos en la Palabra de Dios.*
OREMOS
Por el personal de emergencias médicas.
LA BIBLIA EN UN AÑO
Hoy leemos:
*Mateo 1, 2, 3.*
