Porque en ti, oh SEÑOR, he esperado, tú responderás, SEÑOR, Dios mío. - Salmo 38:15
Vivo en Quintana Roo, México. A menudo me encuentro en situaciones donde mi fe es probada intensamente. Debo admitir que muchas de esas veces he dudado de la provisión de nuestro Padre Celestial. Sin embargo, Dios se manifiesta de forma muy intensa cuando espero su misericordia. La actitud de esperar pacientemente su divina respuesta me hace imaginar el rostro de mi Salvador viendo las necesidades de mi corazón. Dios está pendiente de lo que sucede en mi vida, y si a veces no me responde al instante, es porque desea enseñarme a ser paciente y mejorar mi carácter.
En una ocasión fui testigo de esa forma de actuar de mi Padre eterno. Encargado por proveer alimentos a mi hogar y en un momento de crisis económica muy severa en mi país, me desesperé cuando no conseguía el dinero para cubrir mis gastos. Clamé a Dios por ayuda. Entonces Dios envió a sus ángeles, mis amigos, para cubrir mi necesidad de alimentos y pude llevar provisión de alimentos a mi familia. Dios nos demuestra que su fidelidad es eterna y jamás nos desamparará.
ORACIÓN DE HOY
Gracias, Señor, porque en medio de la crisis, tú nos sustentas. En ti esperaremos. En el Nombre de Jesús oramos. Amén.
Lectura de hoy
Salmo 38:1-22 NVI
[1] Señor, no me reprendas en tu enojo ni me castigues en tu ira. [2] Porque tus flechas me han atravesado y sobre mí ha caído tu mano. [3] Por causa de tu indignación no hay nada sano en mi cuerpo; por causa de mi pecado no me quedan huesos sanos. [4] Mis maldades me abruman, son una carga demasiado pesada para mí.
[5] Por causa de mi insensatez mis llagas hieden y supuran. [6] Estoy agobiado, del todo abatido; todo el día ando afligido. [7] Mi espalda está llena de dolores punzantes; no hay nada sano en mi cuerpo. [8] Me siento débil, completamente deshecho; mi corazón gime angustiado. [9] Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis suspiros. [10] Late mi corazón con violencia, las fuerzas me abandonan, hasta la luz de mis ojos se apaga. [11] Mis amigos y vecinos se apartan de mis llagas; mis parientes se mantienen a distancia. [12] Tienden sus trampas los que quieren matarme; maquinan mi ruina los que buscan mi mal y todo el día urden engaños. [13] Pero yo, como un sordo, no escucho; como un mudo, no respondo. [14] Soy como los que no oyen ni pueden hablar para defenderse. [15] Yo, Señor, espero en ti; tú, Señor y Dios mío, serás quien responda. [16] Tan solo pido que no se burlen de mí, que cuando tropiece no se crean superiores. [17] Estoy por desfallecer; el dolor no me deja un solo instante. [18] Voy a confesar mi iniquidad, pues mi pecado me angustia. [19] Mis enemigos son muchos y poderosos; abundan los que me odian sin motivo. [20] Por hacer el bien, me pagan con el mal; por procurar lo bueno, se ponen en mi contra. [21] Señor, no me abandones; Dios mío, no te alejes de mí. [22] Señor de mi salvación, ¡ven pronto en mi ayuda
PENSAMIENTO DEL DÍA
Esperemos el sustento de Dios.
OREMOS
Por quienes enfrentan crisis económicas.
LA BIBLIA EN UN AÑO
Hoy leemos:
Salmo 119