El intérprete de la ley respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo». - Lucas 10:27 (RVC)
Me mudé de Moscú, Rusia a Carolina del Norte, EE. UU., para vivir con mi hija y mi yerno. Dado que ambos trabajaban muchas horas, a menudo me quedaba sola en casa. Tres meses después de mudarme, todavía no tenía amigos porque no hablaba inglés. Extrañaba a mi familia y los miembros de mi iglesia en Rusia. Me sentía deprimida.
Un día, durante mi caminata matutina, conocí a una vecina llamada Nancy cuyo corazón estaba lleno de amor por los necesitados. Aunque mi inglés era limitado, Nancy mostró interés en mí. Llamó a mi hija y, con el apoyo de Nancy, mi hija me inscribió en un curso de inglés. Nancy se convirtió en una buena samaritana para mí, ofreciéndome amistad, apoyo, transporte a la iglesia local y ayuda con el idioma inglés.
La Biblia nos enseña a amar y cuidar de quienes sufren, así como cuidamos de nosotros mismos. El sufrimiento no siempre es fácil de detectar y se presenta de muchas formas. Pero el Espíritu Santo nos guía mientras encontramos la forma de cuidar a los demás. Amar al prójimo incluye reconocer sus necesidades y cuidarlos con amor.
ORACIÓN DE HOY
Dios de amor, ayúdanos a reconocer y cuidar a los demás como tú nos cuidas a nosotros. En el Nombre de Jesús oramos. Amén.
LECTURA DE HOY
El santo evangelio según San Lucas 10:25-37
25 En ese momento, un intérprete de la ley se levantó y, para poner a prueba a Jesús, dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?»
26 Jesús le dijo: «¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees allí?» 27 El intérprete de la ley respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo.» 28 Jesús le dijo: «Has contestado correctamente. Haz esto, y vivirás.»
29 Pero aquél, queriendo justificarse a sí mismo, le preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?»
30 Jesús le respondió: «Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones, que le robaron todo lo que tenía y lo hirieron, dejándolo casi muerto. 31 Por el camino descendía un sacerdote, y aunque lo vio, siguió de largo. 32 Cerca de aquel lugar pasó también un levita, y aunque lo vio, siguió de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de camino, se acercó al hombre y, al verlo, se compadeció de él 34 y le curó las heridas con aceite y vino, y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura y lo llevó a una posada, y cuidó de él. 35 Al otro día, antes de partir, sacó dos monedas, se las dio al dueño de la posada, y le dijo: “Cuídalo. Cuando yo regrese, te pagaré todo lo que hayas gastado de más.”
36 De estos tres, ¿cuál crees que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?»
37 Aquél respondió: «El que tuvo compasión de él.» Entonces Jesús le dijo: «Pues ve y haz tú lo mismo.»
PENSAMIENTO DEL DÍA
¿Cómo me dirige Dios a ayudar a mis vecinos?
OREMOS
Por nuevos vecinos o inmigrantes en mi comunidad.
LA BIBLIA EN UN AÑO
Hoy leemos:
Job 11, 12, 13.