*Al instante, el padre del muchacho exclamó: «¡Creo! ¡Ayúdame en mi incredulidad!».* - Marcos 9:24 (RVC)
Una mañana aquí en Noruega, el doctor nos dijo que nuestra hija de dos años tenía anemia severa y que debíamos llevarla al hospital para más pruebas específicas. ¡Estaba aterrorizado! ¿Íbamos a perderla? Intenté orar, pero la duda y la incredulidad dominaban mis pensamientos. La única oración que pude decir fue la de Marcos 9:24: *«¡Ayúdame en mi incredulidad!».*
Abrí mi Biblia y leí toda la historia sobre el padre y su hijo que tenía convulsiones, y luego se me ocurrió: el enfoque de la historia no era el niño enfermo, ¡sino el padre desesperado! Y Jesús se acercó con amor y comprensión. El niño fue sanado a pesar de la incredulidad de su padre. Esta historia me calmó, *y deposité a mi hija en las manos amorosas de Dios.* Dios la cuidó, he envejecido y hoy mi hija tiene 52 años y madre de seis hijos maravillosos.
ORACIÓN
*Dios fiel, tu amor no tiene límites. Gracias por tu gracia perdonadora y sanadora.* Oramos en el nombre de Jesús, quien nos enseñó a orar: «Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno» (Mateo 6:9-13, NVI). Amén.
LECTURA
Evangelio según San Marcos 9:14-29
[14] Cuando llegaron adonde estaban los otros discípulos, los encontraron rodeados de una gran multitud. Algunos escribas discutían con ellos. [15] En cuanto la gente vio a Jesús, se quedó asombrada y corrió a saludarlo. [16] Jesús les preguntó: «¿Qué es lo que discuten con ellos?» [17] De entre la multitud, uno le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo. Tiene un espíritu que lo ha dejado mudo. [18] Cada vez que se posesiona de él, lo sacude; entonces mi hijo echa espuma por la boca, rechina los dientes, y se queda rígido. Les pedí a tus discípulos que expulsaran a ese espíritu, pero no pudieron.» [19] Jesús dijo: «¡Ay, gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? ¡Tráiganme al muchacho!»
[20] Cuando se lo llevaron, tan pronto como el espíritu vio a Jesús, sacudió al muchacho con violencia, y éste cayó al suelo revolcándose y echando espuma por la boca. [21] Jesús le preguntó al padre: «¿Desde cuándo le sucede esto?» Y el padre respondió: «Desde que era niño. [22] Muchas veces lo arroja al fuego, o al agua, con la intención de matarlo. Si puedes hacer algo, ¡ten compasión de nosotros y ayúdanos!» [23] Jesús le dijo: «¿Cómo que “si puedes”? *Para quien cree, todo es posible.»* [24] Al instante, el padre del muchacho exclamó: *«¡Creo! ¡Ayúdame en mi incredulidad!»*
[25] Cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu impuro y le dijo: «Espíritu sordo y mudo, ¡yo te ordeno que salgas de este muchacho, y que nunca vuelvas a entrar en él!» 26 El espíritu salió gritando y sacudiendo con violencia al muchacho, el cual se quedó como muerto. En efecto, muchos decían: «Está muerto.» [27] Pero Jesús lo tomó de la mano, lo enderezó, y el muchacho se puso de pie. [28] Cuando Jesús entró en la casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?» [29] Jesús les respondió: «Estos demonios no salen sino con oración.»
PENSAMIENTO DEL DÍA
«Si somos infieles, [Jesús]permanece fiel ...él no puede negarse a sí mismo» (2ª a Timoteo 2:13).
OREMOS
Por los padres de niños enfermos.
LA BIBLIA EN UN AÑO
Hoy leemos:
*San Juan 15, 16, 17, 18.*