Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo. - 1ª a los Tesalonicenses 5:11 (NVI)
Después de jubilarme, trabajé en una ferretería a medio tiempo. Pero me sorprendió cuando el jefe ni siquiera hablaba conmigo. Nunca me dio instrucciones o asignaciones. Cada día tenía que adivinar qué debía hacer. Yo anhelaba alguna indicación de cómo estaba haciendo mi trabajo. Esperaba recibir un tipo de ánimo, pero jamás llegó.
Finalmente, después de varios meses le pregunté al jefe si aprobaba mis esfuerzos. Se rió como si yo supiera lo que estaba pensando. «¡Eres fantástico!» dijo. «Has arreglado el lugar muy bien. Incluso el gerente regional se ha dado cuenta. Y cada vez que llega el camión de distribución, pones el producto en los estantes a tiempo». Me llené de satisfacción y un sentido de logro. Finalmente había recibido ánimo, pero es triste que tuviese que esperar tanto. Como cristianos, necesitamos animar a otros. Muchas personas están desesperadas por recibir atención; pueden sentirse solas, descuidadas o fracasadas. Pueden sentirse aisladas y no amadas. ¿Por qué nos negamos a afirmar a los demás? Puede ser por apatía, ignorancia o simplemente falta de amor. Sea cual sea la razón, rompamos el hábito de silencio y adoptemos el hábito de ofrecer ánimo a otras personas.
ORACIÓN
Dios que nos respalda y anima, ayúdanos a aprovechar las oportunidades para alentar a otros. Ayúdanos a ser de aliento en nuestra familia y con quienes trabajan o sirven con nosotros. En el Nombre de JESÚS. Amén.
LECTURA
Primera carta de san Pablo a los Tesalonicenses 5:4-11
[4] Pero ustedes, hermanos, no viven en tinieblas, como para que ese día los sorprenda como un ladrón, [5] sino que todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de la oscuridad, [6] así que no durmamos como los demás, sino mantengámonos atentos y sobrios.
[7] Los que duermen, de noche duermen; los que se embriagan, de noche se embriagan; [8] pero nosotros, los que somos del día, debemos ser sobrios, ya que nos hemos revestido de la coraza de la fe y del amor, y tenemos como casco la esperanza de la salvación. [9] Dios no nos ha puesto para sufrir el castigo, sino para alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, [10] quien murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos unidos a él. [11] Por lo tanto, anímense y edifíquense unos a otros, como en efecto ya lo hacen.
PENSAMIENTO DEL DÍA
Proporcionar ánimo puede cambiar la vida de una persona.
OREMOS
Por alguien que se ha desanimado en su trabajo o servicio.
LA BIBLIA EN UN AÑO
Hoy leemos:
San Lucas 14, 15, 16.